jueves, 14 de julio de 2011

De cómo unos pocos deciden quién no se muere de hambre

Especular:
4. intr. Efectuar operaciones comerciales o financieras, con la esperanza de obtener beneficios basados en las variaciones de los precios o de los cambios. U. m. en sent. peyor.
5. intr. Comerciar, traficar.
6. intr. Procurar provecho o ganancia fuera del tráfico mercantil.

RAE.es


En esta carrera sinsentido del capitalismo más feroz como modo de vida, en este comercio y tráfico de vidas, parece que todo vale. Vale especular con el derecho fundamental a la vivienda (lo cual se convierte en un oxímoron: artículo 47), vale arrebatar la vivienda por impago y obligar a seguir debiéndola; vale contaminar tierra, ríos, mares y oceános con tal de seguir obteniendo beneficios, vale vender después esos productos a precios descomunales; vale recluir en auténticas celdas a los animales, sobreviviendo en condiciones de suciedad, una pésima alimentación propia y estrés, y, además, también vale especular con los alimentos:
Desde los años setenta, la producción de alimentos se ha globalizado y concentrado cada vez más. Un puñado de países domina el comercio global en alimentos básicos. Un 80% de las exportaciones de trigo provienen de seis exportadores, así como un 85% del arroz. Tres países producen un 70% del maíz exportado. Esto deja a los países más pobres del mundo, los que tienen que importar alimento para sobrevivir, a la merced de tendencias económicas y políticas en esos pocos países exportadores.

Crisis alimentaria: hambruna mundial, agronegocios y soberanía alimentaria alternativa. IADE.org

Como no soy yo quien, pues no soy experta, para explicar de forma correcta esta vacilación al derecho a la vida misma, recojo aquí cuatro lecturas y la anteriormente enlazada, así como un vídeo, interesantes al respecto.

Aquí en España, Caixa de Cataluña anuncia su “Depósito 100% natural”. Según afirman, este depósito te da la posibilidad de obtener una rentabilidad muy atractiva condicionada por la evolución de una cesta formada por tres materias primas como el azúcar, el café y el maíz. Es decir, el inversor destina un mínimo de mil euros a un fondo que logra beneficios en la medida en que suba el precio de estos tres productos que, como todo el mundo sabe, son básicos en la dieta y economía de millones de personas del Tercer Mundo. Así, si sube el precio del maíz, miles de personas pasarán hambre mientras el inversor de Caixa de Cataluña gana dinero. “Cómo hacerse rico con el hambre de los demás”, podría anunciar su publicidad.

Cómo hacerse rico con el hambre de los demás, Pascual Serrano.

Según denuncia el “Movimiento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra” (MST) de Brasil y la internacional Vía Campesina, las causas de la subida del precio de los alimentos son el control oligopólico que unas pocas empresas mantienen sobre el comercio mundial de trigo, maíz, arroz, soja, leche…, más la especulación de grandes inversores en las bolsas de productos agrícolas. Más la pura especulación financiera, porque los bancos invierten en alimentos, más seguros que las acciones. Más las privatizaciones de los servicios públicos para la agricultura, puestos bajo el control de las empresas multinacionales. Más la obsena postura de la Organización Mundial del Comercio que transformó los alimentos en mera mercancía

Una especulación criminal: El precio de los alimentos no debe depender de las especulaciones en bolsa.

Se cree que los mismos bancos, los fondos de cobertura (hedge funds) y los financieros, cuya especulación en los mercados monetarios mundiales provocó la crisis de las hipotecas sub-prime son los que causan que los precios de los alimentos sean yo-yo y se inflen. La acusación contra ellos es que, aprovechando la desregulación de los mercados mundiales de productos básicos, están haciendo miles de millones especulando con los alimentos y provocando la miseria de todo el mundo.

Especulación sobre los alimentos: "La gente se muere de hambre mientras que los bancos hacen su agosto en los alimentos" (Food speculation: 'People die from hunger while banks make a killing on food').

El fuerte incremento en el precio de los alimentos profundizó los niveles de pobreza en el mundo. Sólo en América latina hay 10 millones más de pobres a raíz de la reciente suba del 15 por ciento promedio en el valor de productos de primera necesidad.
(...) "Es un escándalo ético que un planeta con posibilidades de avanzar en la producción de biotecnología, de aplicar los instrumentos más avanzados en las telecomunicaciones y los espacios virtuales, de generar una revolución en los transportes y de producir alimentos en una cantidad creciente, no haya logrado articular un mínimo de equidad en el acceso a los alimentos."

“La especulación con alimentos aumenta la pobreza”. Entrevista a Bernardo Kliksberg.

Por último, os dejo un vídeo de LaSexta Noticias: Econocrímenes: Especulación con alimentos.

Paz y cordura.

viernes, 8 de abril de 2011

Juventud sin futuro, sin miedo.


"Hay más policía que gente. Tocan a cinco polis por manifestante". Lo que en un principio ayer parecía una manifestación modesta, que pasaría inadvertida o, por lo menos, no muy advertida, se convirtió de repente en más de dos mil personas congregadas buscando un futuro mejor. O, por lo menos, un mejor presente.
Con el lema "Juventud sin futuro", ese sector de la población del que se espera, y al que se le exige, que forme los cimientos y construya el entramado de la sociedad venidera por fin ha tomado el relevo de la demostración del descontento e indignación que sufre tras ver cómo los deberes aumentan y los derechos disminuyen; cómo las trabas se engordan y las posibilidades se escapan. Tres horas, que transcurrieron sobre todo desde Antón Martín hasta el Museo Reina Sofía, para vociferar que estamos unidos y merecemos respeto, que una nación sin educación es sólo un rebaño de ovejas en un redil, que tenemos voz y que tenemos voto; y que sabremos cómo emplearlo.
Hasta la próxima.




En el Reina Sofía. Mucha más acogida de la esperada. #sinfu... on Twitpic #sinfuturo #sinmiedo on Twitpic

miércoles, 30 de marzo de 2011

Crítica literaria: El bolígrafo de gel verde

Uno puede vivir siempre de la misma manera: puede ir cual títere inerte sin oponerse de una estancia a otra, por mera rutina, querer sin variar de labios a las personas, por inercia, y apenas darse cuenta de tal fenómeno que se halla tragándose los días. Pero a veces sucede que despierta y nota que los hilos le agarran por la cabeza, por los brazos, por la cadera, por las piernas y la realidad se ha convertido en un teatro de perennes actores y acciones; a lo mejor concebido por un guionista carente de ingenio o carente de entusiasmo por su guión.
Entonces, el consciente, azota sus ordenadas causalidades comprándose un bolígrafo de gel verde y una ilusión de esas absurdas, ilógicas y casi desesperadas, le abstrae a sopesar objetivamente los acontecimientos – una idea descabellada – para tornar a alimentar sus deseos de cambiar de atrezo y obra.

Éste podría ser el escenario central de muchas, tantas, vidas. La evidencia de que no es una cualquiera es, en efecto, El bolígrafo de gel verde que da título a la primera novela de Eloy Moreno, autor autopublicado hace un par de años ahora acogido por la mano de Espasa. Cuenta él que no es una obra autobiográfica, y tal vez no lo sea estrictamente, pero nadie podría poner su mano en el fuego, por el alto riesgo de quemársela, para negar que encontrará en esta lectura sentimientos y apatías familiares. Es, por tanto, una novela con tintes cotidianos, conocidos; las millones de gotas que colman el vaso que se mueve entre unos pocos cientos de metros cuadrados, los que almacenan una vida, y que asfixian hasta límites insospechados. Ese es el eje que soporta la historia y que se ve completada con adyacentes retazos de historias ajenas de personajes que también se hayan en la búsqueda, de una u otra forma, de su propio bolígrafo de gel verde.

Con un estilo coloquial que se aprecia cuidado – aunque en ocasiones eso no sea suficiente –, aun inexperto por ser reiterativo, se van narrando los hechos y los personajes a modo de diario en primera persona que alterna presente y flashbacks, procurando otorgar descripciones detalladas que hagan al lector partícipe; además es evidente que el autor escogió sus campos de conocimiento. Así, se escurren desde la primera hasta la última página todas las sensaciones, decisiones e indecisiones del protagonista, y hasta ese ápice de locura que llega a rozarle, para justificar sus huidas. Aprovechando la intimidad y, sobre todo, la percepción unilateral restringida que cede esa primera persona del singular, consigue que el lector camine y tropiece a la misma velocidad que el sujeto principal, lo cual satisface con enigma la novela durante varios fragmentos de sus capítulos, que no el condensado, pero disperso, final.

Es, en definitiva, una novela liviana de toques intensos apta para la mayoría con una gran virtud o, quién sabe, defecto: hace pensar, incluso soñar. Y ya que el propio autor ha confesado haber escrito lo que él habría querido leer, le dejaremos la puerta abierta para una nueva entrega acerca de la vida, quizás con los dedos más pulidos por la experiencia.

El bolígrafo de gel verde
Eloy Moreno
Espasa-Calpe
300 páginas
16,90€
www.elboligrafodegelverde.com